Por Sara Rolla
La novela El mundo es un puñado de polvo tiene, además de corrección estilística, la virtud de dar vida a ese mundo soterrado y maldito que late detrás de los sepulcros blanqueados de nuestra sociedad hipócrita, y que, en el fondo, es mucho más auténtico y -dolorosamente- humano. Es una prosa profundamente humana y exquisitamente literaria. El registro oral es captado con la máxima naturalidad y el escrito produce páginas admirables.
El libro resulta, además, novedoso en el panorama de las letras de Honduras.
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